domingo, 9 de marzo de 2008

Duatlón Villa de Madrid 2008

Doble estreno.

Por un lado, la primera prueba que hago con bici de carretera, con la increíble preparación de tres salidas y algunos ratos de rodillo.

Por el otro, carrera “sólo para federados”.

Llego bien, con tiempo y con la familia. Primera impresión, buen rollo: “Parking Duatlón”, en plena casa de campo. Antes de bajar la bici miro a mi alrededor y le susurro a mi mujer “me da vergüenza bajar la bici”. Era sólo relativamente cierto, pero algo había.

Y es que tenía la sensación de haber ido a una fiesta con pantalones de pinzas y camisa de arreglar y allí todo el mundo de smoking. Vamos, de pegote. Eso no me desanima, pues ya sé a qué vengo.

Llegados a este punto os cuento que la bici en cuestión cuenta con 15 años, un trucaje de última hora para no morirme en las cuestas (es que iba con desarrollo mínimo de 42x23, para los entendidos. Ahora es 42x28, y me falta), cambios en el cuadro a la antigua usanza y, lo mejor de todo, 12 kilitos del ala.

Llegando a boxes veo a uno con bici de montaña y ruedas de carretera. No me consuela, seguro que lleva menos kilos que yo.

Organización impecable, piernas depiladas, fila india para el recuento de salida y allá vamos:
Como siempre, salgo mal. Demasiado rápido. La idea era ir a 4:45, cómodo para no gastar fuerzas en el primer segmento. El primer km es ligera cuesta arriba y lo hago a 4:33, repito en el segundo y luego ya me voy a 4:50 y algo. Más vale tarde que nunca.

Estoy a punto de pasar a un tipo con perilla, pero me obligo a no hacerlo. Buena decisión, porque luego se me va, para a mear, le paso, me vuelve a adelantar y le pierdo. Gente con experiencia, de menos a más.


Solo cómo la una.

Acaba la carrera. De bicis, pocas. Ni si quiera el de la mtb, que la tenía a mi lado. Hago la transición normal, sin problemas. Y vamos a por la cuesta del telégrafo (se sube en el primer camino asfaltado nada más dejar el lago en esa dirección) que subiremos 4 veces. Intento ir tranquilo. No me cuesta mucho adaptar las piernas, pero lo de las pulsaciones es otra cosa. En estas que voy subiendo tranquilamente y veo unas motos con pedales a mi lado. Son la cabeza de carrera. Qué triste. Yo a lo mío, que sé a qué he venido.

Veo con regocijo que sí soy capaz de bajar con los que me van doblando, en la parte de más pendiente y con curvas. Es lo único que se me da bien. “A ver si me apunto a una carrera de sólo bajada”, pienso.

Lo peor de ser un friki en una carrera de estas es que vas todo el tiempo sólo. Y no es por lo de perderme el drafting (chupar rueda) que a aquí se podía, sino por lo de la compañía en el esfuerzo. Parecía que estaba en una contrareloj de esas que salen cada 3 minutos. En la tercera subida, no puedo, estoy clavado. Mal vamos. Miro mis piñones y me queda uno por meter. Menos mal. Me anímo.

Al rato me doy cuenta de que tengo cargada la nuca. Eso demuestra que no voy preparado para mantener la posición en bici de carretera. Hago unos estiramientos y me olvido, pero tomo nota.

En la última subida se me pone una moto detrás (con motor). Ya está, voy el último. No pasa nada. Ultima recta en falso llano de bajada a 35 km/h y un chavalín en mtb que me pasa. No sabe que me es inverosímil.



La mujer (embarazada de casi 6 meses) y el niño, todo el rato animando, son lo mejor. Voy a dejar la bici y me paso. Alguien ha dejado su bici en mi sitio. No hay problema porque cabe bien. Me meto las zapatillas con calzador (gran idea) y me acojono por que en el gesto me amaga un tirón en un gemelo, pero no. Empiezo a trotar. De correr de momento ni me lo planteo.

Cuando llevo unos metros oigo al de megafonía que llegan los últimos a dejar las bicis. Coño, sino soy el último. Eso me da ánimos. Llevo el pecho a reventar y las piernas de palo, pero queda poco. A 1 km y algo, se me acerca uno. Ya está, el último que me pasa. Le dejo ir, no puedo subir el ritmo. Ultimo giro de 180º y hacia meta veo otro duatleta. Veterano, veterano. Ya no soy el último, pero no me mola. Me emborrico en coger al que me acababa de pasar. Le recorto terreno. Le “marco” y en la recta de meta le paso, y le saco unos metros con facilidad y mucho sufrimiento.

En estas que Daniel, mi niño, viene corriendo hacia mí para entrar conmigo en meta. Pero está lejos. Le digo que se de la vuelta (veo que el otro me adelantará). Dudo un segundo, pero sólo uno, y elijo entrar con mi hijo antes que mejorar un puesto que no me lleva a ningún lado.
Ante mi sorpresa, el tipo no me adelanta. Se lo agradezco, me parece un gran gesto.



Gracias otra vez, Rafa Becerro.

Mi objetivo, sobre 1h 30’. Al final 1h 28’ 19” y entrando con el mico en meta. ¿Qué más se puede pedir?

Se lo dedico a la infatigable supporter, a la sazón mi mujer, Mª Jesús.

PD: Durante mucho rato, iba acordándome del blog, de qué escribiría. La verdad es que me vino bien, porque cualquier cosa que te saque del sufrimiento te ayuda.

3 comentarios:

cano dijo...

Impresionante documento Pablo, no por largo se hace pesado ni aburrido.

Tengo una pregunta, no crees que la parte de correr deberías hacerla más rápido? Lo pregunto pq vas más lento que tu ritmo de 10K, y mi cuñado que tiene exactamente tu mismo perfil (sub 45 en aranjuez 2007) corrió a 4 el mil.

coche escoba dijo...

Tu cuñao hizo 7,5 kms a 4:22 de media (43:37 en 10k).
En vez de 2,5 kms entre medias, se hace 21 kms en bici. Yo creo que estamos hablando de alguién que hace sub 43 con facilidad. No es mi nivel actual.
Los entendidos aconsejan salir a tú ritmo de 10k, no más rápido.

Jesus Muñoz dijo...

¡Muy bien tío! Hay que tener un para para meterse a competir con gente de ese nivel. Yo creo que te las apañaste muy bien para ser tu primera duatlón con bici de carretera.

Ahora que llega el buen tiempo a ver si cuelgas el rodillo y quedamos un día para hacer unos kilómetros carreteros, que eso de la mountain bike es para salvajes. Los ciclistas civilizados vamos en un cm. de rueda y a 40 por hora. Sin despeinarnos. ;o)