martes, 30 de septiembre de 2008

Las bajadas en mtb

Aunque no soy un máquina bajando y no lo sé todo, quiero compartir mi relativa experiencia en este tema. Son sólo ideas, pero a mí me han funcionado.
Si haces descenso, no sigas leyendo, esto no es para ti.
Si tu prioridad no es la salud, no sigas leyendo.


Cuestiones mentales

Lo importante es no caerse.
La receta mágica es mucha práctica con pocas caídas. Luego más práctica.
Cualquier comportamiento que vaya en contra del punto uno es achacable única y exclusivamente a nosotros (salvo rotura mecánica repentina). Ni los amigos, ni el terreno, ni las fuerzas, ni el cuadro, ni los frenos, ni las últimas lluvias, ni los cms de recorrido de la horquilla, etc., etc., etc., son excusa.
Cada caída es una oportunidad: analízala y saca conclusiones. Recuerda que eres el único responsable de una caída.
¿Por qué nos encabezonamos en aprender a bajar yendo por los sitios más difíciles? Debe ser parte de la condición humana.
Dificultad y peligro no siempre van unidos. Recuerdo un día, bajando con nieve virgen alrededor que, claro, caí más ancho que largo. Nunca algo tan difícil fue tan poco peligroso. ¡Máxima atención a las bajadas fáciles pero muy rápidas!
La bici la dominamos nosotros, no al revés. Un momento de claro descontrol es un aviso. Hay que hacer caso a los avisos.
La confianza es fundamental. Las caídas nos restan mucha más confianza que poner el pie o bajar andando.
Todos los días no son iguales. A lo mejor hoy no nos atrevemos a pasar por ese sitio que hace un mes sí pasamos. La próxima vez se intenta y ya está.
Disfruta. Si no disfrutas bajando, no lo estás haciendo bien.

Cuestiones técnicas

Si vas sin guantes o sin casco… sin comentarios.
Cuidadín con el freno de adelante. No está prohibido, pero debe ser usado con muchísima moderación. A ser posible en terrenos firmes y siempre en rectas. Si delante hay un árbol, un muro o un precipicio, olvidad este consejo.
La velocidad es peligrosa. Casi siempre, caerse más rápido hace más daño que caerse despacio.
Te caerás más veces por ir demasiado lento que por ir demasiado deprisa, sobre todo el los tramos lentos. Hay una velocidad crítica para pasar cada obstáculo de la que no hay que bajar.
La postura es fundamental. Piernas y brazos siempre flexionados son nuestras mejores suspensiones.
Ante un escalón, cuidar “la velocidad crítica” y sobre todo, la posición atrasada del cuerpo. El sillín en la barriga, in extremis, en el pecho y brazos totalmente extendidos son la clave.
Dominar nuestra capacidad para dar un salto a cierta velocidad (tirando de manillar y de pedales en el caso de que sean automáticos) nos puede salvar del desastre ante un surco o socavón inesperado.
El sentido del ritmo. Esto es experiencia. Cada tramo tiene su ritmo. Encontrarlo nos dará confianza y diversión.
Las dobles bajan mejor que las de suspensión delantera y éstas mejor que las sin suspensión. Los frenos de disco nos dan un descanso y confianza inapreciables. Nunca hay que sobrepasar las posibilidades del material.
Anticipa. Está muy bien estar pendiente del próximo obstáculo, pero luego hay otro y otro,…
Necesitas máxima concentración. Con cansancio, en grupo, con problemas en el cambio, lo que sea, baja el ritmo.
Si llevas pedales automáticos, tienes que dominar el sacar el pie. Debe ser algo instintivo.
Yo no lo hago, pero bajar el sillín ayuda, sobre todo sin suspensión trasera donde se va más tiempo de pie.
En las curvas cerradas saca el pie del interior. Si te ves seguro, cuando lo tengas fuera, abusa del freno trasero. Entrarás más rápido en las curvas.
Una vez que vemos que nos la vamos a dar, hay muchas formas de darse contra el suelo. La mejor es tirar la bici y salir por otro lado. La peor, seguir con los pedales puestos y las manos en el manillar al besar el suelo. Entre medias, mil maneras.
Piensa rápido. El firme cambia, la pendiente cambia, tu velocidad, tu postura… es un reto tenerlo todo controlado al máximo.
¡No llegues cansado al inicio de la bajada! Mermará tu capacidad de pensar rápido. Tómate un respiro en la parte final de la subida, o mejor, una vez arriba. Así puedes disfrutar del paisaje.
Si estás aprendiendo, aprovecha las bajadas fáciles para ir por el sitio difícil.
Roma no se hizo en un día. Tus habilidades para bajar necesitarán años para completarse. Sí, sí, años (a lo mejor es que yo soy muy torpe, pero ese ha sido mi caso)
Me he cronometrado mil veces en las subidas. Jamás en las bajadas. Considero que una bajada ha sido un éxito cuando he controlado en todo momento, me he divertido y, por supuesto, no me he caído.


Se trata de eso, de disfrutar.


PD: Dedicado especialmente y con cariño al fundador del blog.

domingo, 21 de septiembre de 2008

5 de octubre de 2008

El 5 de octubre tengo un dilema.

Quiero salir a dar una vuelta en bici. Pero no sé si darme un paseo:

XXX Fiesta de la bicicleta

o hacer una maratón:

VII MARATÓN LOS 88 POR PAREJAS


A vosotros que os tira más? Un paseo familiar por las calles de Madrid, bajando a toda velocidad por una castellana completamente vacía de coches en ambos sentidos, o bien, una auténtica ruta por la sierra más dura de Madrid en compañía de un amigo inseparable.

Haga lo que haga al final, mi objetivo es superar la marca del año pasado... digo pasarmelo bien.


lunes, 15 de septiembre de 2008

Deporte, amigos y piques

Ante todo, escribo esto por que lo necesito.

Por que si me lo guardo pienso que me va a sentar mal y si lo saco, que puedo hacer algún bien.

No me recuerdo sin el deporte. Bueno, hasta los catorce más o menos era sólo juego. Luego fue ocio con los amigos. En las épocas peores, era salud. Ahora es salud, pero sobre todo, ratos con los amigos.

He hecho casi de todo. Nada muy bien, nada muy mal. Casi siempre autodidacta y pachanguero, globero. Pero es que, además, estoy convencido que es la actitud más sana ante el deporte, física y psicológicamente. Es aquella que te permite dejar un deporte que llevas 5 años haciendo 3 veces por semana sin que se te mueva un pelo de la conciencia y sentarte a descansar cuando estás cansado y curarte las lesiones con reposo.

Después de muchos años y sin querer, llega el Cano Ritmo, y hacemos un grupo envidiable (y envidiado). Nos superamos juntos, nos entrenamos juntos, nos apuntamos juntos (a veces tras más de dos horas de cola). Venga que un diez mil, la media cómo entreno, la maratón la hace cualquiera…

Compraos unas bicis que vais a disfrutar, el mont ventoux, abantos y colmenarejo.

Y un buen día me paro a reflexionar y digo: ¿a dónde voy?... eeeehhhhhh ¿a dónde vaaaaaaaais?

No sé a dónde vais. Pero yo sí sé dónde quiero ir. Quiero que el deporte me sirva para hacer y conservar amigos y hacer y conservar la salud. Todo lo demás está bien si viene, pero no se puede sacrificar todo a la marca. No se puede estar siempre por el pique.

La marca, el pique, van a joder el grupo y, en el peor de los casos, la salud.

No se puede mejorar la marca en cada carrera, ya sea diez mil o maratón. No se puede salir cada día a entrenar. No se puede acabar cada rodaje a muerte.

¿Por qué? Pues porque se acaba solo. Al final es ir solo, a conseguir la meta, el objetivo, caiga quién caiga. Claro, cada vez viene menos gente a las rutas, cada vez se apunta menos gente a la misma carrera, hay quién no quiere ni ver la bici.

Y es que hay que reventar a Cano en Colmenarejo, a David en Riaza, a Pablo en los Levitt y así. Sea. Será cómo en los inmortales. Sólo puede quedar uno.

Pero me voy a atrever a hacer una profecía. Dentro de unos años, diez, veinte, miraréis atrás y a lo mejor no recordaréis todas las carreras, ni todas vuestras marcas, ni todas las zapatillas que tuvisteis, ni todos los puertos que subisteis. Y, aunque lo recordéis, lo que os aseguro, es que no lo añoraréis cómo añoraréis al grupo.

Vamos a intentar no cargárnoslo. Es sólo un deseo.

Nunca estaremos todos al mismo nivel en ninguna actividad. Pero yo creo que habría que buscar un equilibrio entre las máquinas y las no máquinas (que tampoco son tan paquetes) para que a estos últimos no les entre las ganas fervientes de decir: “Conmigo no contéis”. Hay momentos para el reto, momentos para el rodaje, momentos para el trote y la charla, momentos para el pique y momentos para competir. Simplemente creo que se nos ha ido la pinza en el criterio.

Esto es cómo lo del antipinchazos. ¿Cómo se pierde más tiempo con él por el peso que da o al tener que parar? ¿Cómo hay más diversión, unos meses más con piques y coñeos sin fin, o con un grupo que dure años?

Es sólo mi opinión. Ahora que os he vendido la bici, no pretendo venderos la moto.

Gracias, que ahora estoy más a gusto.