sábado, 19 de diciembre de 2015

10 años de Cano Ritmo.

Esto tuvo un principio.

En mi caso el principio y la primera salida apuntada que tengo está fechada el 7 de Septiembre de 2005, fueron unos 6km por un recorrido en Las Rozas que entonces llamábamos el Rompepiernas, éramos tan jóvenes.

Esto ha tenido también un durante, han sido 10 años de deporte, de amistad, de aventuras, de aprender cosas, en fin, han sido 10 años de camino, el camino que recorremos en nuestro día a día y que nos lleva a algún sitio.

Hace 10 años me llamaban loco cuando salia a correr una mañana de invierno, hoy algunos de esos me llaman loco por no bajar de 4:30 el mil en un 10K, el tiempo nos va dando todas las respuestas, y yo todavía necesito muchos más años y muchas más carreras para responder todas mis dudas.

Y ahora qué? ahora que el Cano Ritmo cumple 10 años, qué?

Creo que es hora de recordar los km hechos con nuestras zapatillas, los metros de ascenso y descenso volando en nuestras bicis y los largos disfrutados en la piscina. Ahora mismo me cuesta encontrar un mal recuerdo, o un recuerdo triste porque el deporte tiene mucho de alegría. Podéis revisar en el archivo las aventuras que hemos dejado por escrito, pero tened en cuenta que muchas más estarán en nuestro corazón.

Han sido casi 6200 km corriendo, 11.000km de mountain bike y cerca de 400 nadando. No se si os parecen muchos o pocos, a mí simplemente me parecen 10 años de mi vida, que me han hecho más, más todo.

Y como debe ser, esto tiene un final. Hoy se acaba el Cano Ritmo, aquí y ahora escribo estás últimas lineas y me despido.

Hasta siempre y muchas gracias por leernos.

sábado, 14 de noviembre de 2015

Crónica Cross Cuerda Larga 2015

Este blog no lo lee nadie. Siempre he pensado que este blog era una forma de guardar recuerdos y releerlos según pasa el tiempo, me encanta leer entradas antiguas, me recuerdan buenos momentos y en muchas ocasiones me río mucho, como pasa el tiempo y la de cosas que hacemos.

Sin embargo nada más acabar este cross, Alex me dijo un par de veces, "Bueno, estoy esperando ya la crónica". Alex además de un gran amigo, es al parecer el lector número uno de este blog, así que con la seguridad de que va a disfrutar de esta y del resto de entradas, seguiremos escribiendo.

Esta edición del Cross de Cuerda Larga, empezó no el día 18 de Octubre, sino una semana antes, al menos para mí, cuando me puse a mirar la predicción del tiempo. El resumen era que iba a hacer frío y a llover bastante. Seis meses antes, no lo hubiera dudado, no habría ido al Cross, hace seis meses, no tenía ningún tipo de argumento para estar cerca de 4 horas bajo la lluvia, con frío, seguramente muy cansado, pero aquel domingo no lo dudé, me da igual el tiempo que haga que yo voy a ir. La razón es que soy de fácil convencer y en uno de esos artículos donde te animan a vivir más feliz, o vivir mejor decían eso de "haz aquello que te da miedo" y dicho y hecho, porque tengo que reconocer que pasarme 4 horas bajo la lluvia mojado y corriendo, me daba miedo, es más me da miedo. Vamos a aclarar un poco el tema, que no se trata de sufrir, ni de hacer locuras, se trata de buscar una cierta incomodidad de manera voluntaria, se trata de vivir situaciones de estrés controlado, esto, hacerme caso, es bueno.

Sea como fuere la semana anterior a la prueba fue de ocupación, que si lleva la ruta cargada en GPS, que si sal a trotar con la mochila que te ha dejado Pablo para probar sensaciones, que si revisa diariamente el tiempo a ver si cambia algo. Y claro, pues cuando te ocupas de las cosas y te ocupas bien pues al final las cosas salen.

El viernes hablando con Jesús, que a parte de gran fisioterapeuta,es montañero experimentado, al preguntarle por el tiempo me recomendó windguru, y me enseñó, como al ser el viento del sur no sería tan frío, y que seguramente hubiera nubes pero no bajas, la predicción cambió un poco y lo único que hizo fue mejorar, de 8:00 a 14:00 se abríó una ventana con 0% de probabilidades de lluvia. En fin la suerte estaba de nuestro lado.

Una vez más con algunos compañeros del club de montaña Navatrail, Alex, Paisa y Jorge, nos preparamos para la salida, como siempre con muchas ganas y muy buen humor.



La salida este año era desde el refugio de La Morcuera, entiendo yo para alargar la salida y evitar tapones en la subida inicial, salimos al final, tranquilos, sabiendo que el primer escollo de la subida a La Najarra nos lo íbamos a saltar por precaución ante las piedras mojadas la organización decidió que evitáramos la subida.

Bordeamos la Najarra, ascendiendo por sendero, Alex y Paisa iban como una moto, Jorge se quedó atrás y yo no sabía que hacer, mis pulsaciones iban descontroladas, me costaba seguir el ritmo de cabeza pero no quería dejarlos.

Al final en la ascensión perdimos a Jorge y ya no volveríamos a verle hasta la meta.

Una vez en los 2000 metros, una vez que nos dimos cuenta que no nos iba a llover y una vez que sentimos que el frío lo único que iba a hacernos era mantenernos vivos, empezamos a disfrutar.

Que si tramo técnico, que si subida andando, que si bajada corriendo, nos lo estábamos pasando como enanos y a la mínima que podíamos nos parábamos a hacernos fotos. Eramos felices.

Tengo que decir que la ruta me encantó, a pesar de estar disfrutando no paré un segundo de ir al límite, las pulsaciones altas, las piernas a tope, hasta en las zonas técnicas creo que iba demasiado rápido para mi nivel.

No sabía por donde iba y en cada ascensión preguntaba, ¿dónde estamos? 

Así pasamos Bailanderos y Asomate de Hoyos, casi sin darnos cuenta, y a los pies de Cabeza de Hierro, me di cuenta que la mitad ya estaba hecho. La subida a la segunda cumbre más alta de la comunidad de Madrid la atacamos en silencio, íbamos a buen ritmo, adelantando, para luego ser adelantados cuando paramos en la cima.

Ir con Paisa de compañero en la montaña es un lujo. No para de hablar, no para de ver lo positivo de la carrera, no para de disfrutar del momento, y encima te hace reir. Está claro que de mayor quiero tener la cabeza que tiene Paisa.

La subida a Cabeza Mayor daba respeto, veías la hilera de corredores y la veías mirando hacía arriba, era larga, pero se me hizo corta, coronamos y enseguida volvimos a ascender a su hermana Menor. Creo que es después de esta última ascensión cuando uno alcanza a la vista Bola del Mundo, y te vienes arriba, menos mal que ahí estaba Alex para recordarnos que todavía queda y que la vista engaña.

Alex bajando iba como un tiro, se nos iba y daba gusto verle correr, yo iba detrás de Paisa pero en una mala trazada suya le adelanté y me dejé llevar, como me lo estaba pasando. En cuanto comenzaba la ascensión Alex nos esparaba, nos volvíamos a reagrupar y vuelta a empezar.

Justo en Bola, llegó la niebla pero fue un momento, paramos en el avituallamiento y allí conseguimos saludar a Miguel, que grande Miguel, madruga, nos recoge en Navacerrada, nos lleva a Morcuera, nos saluda en la subida a la Najarra y ahora nos espera en Bola, está claro que el año que viene sí correrá esta carrera.

La bajada de Bola es terrible, se hace junto a la pista de ski sin descanso, nos juntamos con algún corredor muy tocado, vamos tranquilos y despacio no queremos ni hacernos daño, ni emocionarnos, pero algo pasa cuando llegamos al asfalto y olemos la meta, apretamos para entrar juntos en meta. 

Hemos acabado y lo hemos hecho juntos, mola.


Unas photocall que están de moda:



Unos minutos después entró Jorge, creo que casi tan contento como nosotros.

Dedicada a Alex, por si alguno no se había dado cuenta ya.

sábado, 17 de octubre de 2015

Almanzor

A la tercera va la vencida, este era el tercer año que algunos desde Navamorcuende iban a atacar la subida al Almanzor y este año por fin me apuntaba yo también.

Tenía tantas ganas que convencí a gran parte de la familia: mujer e hijo, hermana y sobrino y al frente de todos el abuelo que con 81 años iba a darnos una lección a todos, una más.

Tuvimos la gran suerte de acompañar al grupo Navatrail, que con su gran sentido del humor, su compañía y su experiencia en montaña hizo inmejorable esta caminata.

Salimos temprano desde la plataforma de Gredos, el grupo es muy variado y aunque el más mayor y el más pequeño son el abuelo y el nieto, son los que menos me preocupan sin duda no tendrán ningún problema, además su objetivo es llegar al refugio, que se supone es un paseo agradable. Aunque nada más lejos de la realidad, mi padre que se ve rodeado de gente "joven" alicatados hasta la cejas con material de alta montaña se viene arriba, como él mismo luego contaba, "es que agacho la cabeza y me pongo a tirar" dicho y hecho.

El camino hasta la laguna es incomodo, no es duro, pero tanta piedra no deja disfrutar del camino y menos si el que va primero es el abuelo con la gorra calada y sin parar de hablar. El grupo se divide y aunque paramos un par de veces para reagruparnos el ritmo marcado ya dividirá al grupo durante el resto de la ruta.


 Mi experiencia en alta montaña tiende a cero y mi ilusión por subir al Almanzor junto con mi hijo se mezcla con el desconocimiento de si lo que quiero hacer es una locura, pero mi experiencia en la vida es algo mejor y me dice que las cosas pasan como tienen que pasar.

Llegamos al refugio y sólo mi sobrino me acompaña al Almanzor, mi hijo está cansado y prefiere esperar, por un lado me siento desilusionado pero entiendo que está cansado.

Dejamos a más de la mitad del grupo y comienza la ascensión,  el camino en seguida desaparece y es todo rocas, pero mi sobrino va como una moto y tengo que darle la charla para que vaya más tranquilo, no lo consigo, no se fija en los hitos y cual cabra montesa desaparece de mi vista, tengo que volver a razonar con él. En la montaña se va en grupo y si eres nuevo mejor detrás de uno que sepa, le obligo a bajar el ritmo y a seguir a Alex.



Realmente no soy consciente, pero se lo está pasando pipa.


Bueno la verdad que creo que nos lo estamos pasando pipa todos, lo que ocurre es que los adolescentes lo demuestran de otra manera.


Seguimos subiendo como motos, tan rápido que sólo 6 aguantamos el ritmo de Miguel, miramos atrás para sorprendernos a nosotros mismos, subiendo a la Portilla del Crampón.



Al llegar a la Portilla tengo una gran sensación de vértigo, he pasado de ir mirando el suelo a darme cuenta de la altura a la que estamos, no estoy tranquilo pero la adrenalina vence mis miedos, giramos a la derecha y comenzamos el ataque final a la cumbre.

En la primera trepada mi sobrino que va delante, se para y me dice "Tito, yo ya no sigo", "Estás seguro?, si así lo quieres haces bien, baja y espera en la Portilla"

Y comienza la trepada y coronar. En la cumbre hay dos montañeros y mientras todo el grupo de Navatrail sube y les fotografío yo apenas puedo dejar de mirar al suelo, el vértigo me invade, pero una vez en la cumbre, hay que hacerse foto, y que mejor que con Alex que es el que tiene la culpa de todo esto. En la foto no se aprecia claramente, pero estoy agarrado a la roca y la sonrisa es falsa, muy falsa, comparad con la cara de tranquilidad de Alex:



Ahora hay que bajar, pufff pero como narices he subido por aquí??? bueno pues poco a poco y asegurando siempre descendemos sin mayor dificultad.



Hay hambre y bajamos veloces al refugio, eso si echando la vista atrás y admirando la belleza del camino recorrido.


Donde nos espera el resto de la expedición, que nos acompaña en el avituallamiento.


Es hora de las fotos a los pies del Almanzor.




La satisfacción del gran día se refleja en la cara de los valientes:












jueves, 9 de julio de 2015

Fat bikes


Junio, verano de 2015, sí las bicicletas son para el verano.

Había llegado la hora de hacer un cumplebici.

Cada vez que paso por la A2 camino Soria, miro a la derecha junto a los Santos de la Humosa una meseta que me llama y me sugiere que debería recorrerla en bici. Así que buscamos una ruta y planeamos la salida.


Eso sí como estamos muy fuertes y hace mucho calor, alquilamos unas fatbikes y nos imaginamos que vamos por el desierto, ya que lo de la nieve en esta época del año difícil.

Una de ellas además con asistencia eléctrica a la pedalada, una fatbike de casi 20kg. La verdad que las fats nos quedan muy bien:






 Pablo falta tu foto¿?



Desde el primer minuto tenemos problemas con la eléctrica, no va el motor y moverla cuesta.


 Al final y como si estuvieramos en una prueba de nivel viene el coche de asistencia nos arregla el problema, un cable sin conectar y empezamos a disfrutar del poder almacenado de la electricidad.










sábado, 14 de marzo de 2015

Crónica Maratón de Sevilla 2015 (La última misión del capitán Spock)


Fecha estelar -307856.56, ya estoy dentro del huésped, es momento de explicar como he llegado aquí, por si algo sale mal.

En otra misión de la nave interestelar "Entreprise" 
de exploración del universo profundo, el capitán Kirk me ha pedido liderar el proceso de investigación, si bien esta misión tiene algo nuevo, estamos probando una forma de contactar con los habitantes de un planeta fuera de la federación, sin ser detectados pero pudiendo vivir y sentir su realidad. El proceso ha sido denominado por el doctor McCoy como transmentalización y sólo un vulcano esta preparado para ello.

El proceso consiste en la sincronización de las neuronas del investigador con las del huésped elegido, no hay ningún peligro físico pero solo un vulcano puede soportar el hecho de vivir en la mente de otro ser, teniendo incluso capacidad motora pero sabiendo que no es posible intervenir bajo ninguna circunstancia.



Solo existe el peligro de que durante el proceso el huésped sufra un accidente y no se pueda revertir, por esa razón se ha elegido un huésped tipo, de edad media y buena salud. Además el experimento tendrá lugar durante una prueba que los habitantes del planeta consideran un reto físico y mental, por lo que tendré la oportunidad de entender un poco más a esta especie.

Pensar y recibir los pensamientos de otro ser a la vez de los míos, es más costoso de lo esperado, voy a callar mi mente y a dejar que el huésped hable.







Despropósito tras despropósito he llegado aquí, los planes no se han seguido, estoy rodeado de corredores pero estoy solo, y ese no era el plan, al menos no era mi plan.
Estoy en una calle ancha de tres carriles en cada sentido dispuesto a correr una maratón, la maratón de Sevilla. Realmente no soy consciente ya que casi siempre corro en Madrid, en mi Madrid.
El objetivo, al contrario que el anterior maratón es sufrir, no me siento capaz de cumplir mi objetivo, 5:10 el kilómetro durante 42 para alcanzar 3:38, que resulta de mutiplicar por 2,2 mi mmp en la media maraton de Getafe de este mismo año.
He entrenado a ritmos por encima de 5:45, me duele el pie derecho y no siento la cabeza preparada para el reto mental que un maratón supone, sólo me queda eso, sólo me queda sufrir.
Comienza la carrera, parece que salimos cuesta abajo, desde luego seguimos el curso del Guadalquivir en su destino al océano, enseguida y de manera milagrosa obtengo mi ritmo pensado, es cierto que voy pendiente del gps pero no me cuesta seguir el ritmo, el primer objetivo seria pasar la media en 1:39 con muy buenas sensaciones. Mientras me sumo en mi soledad me sorprendo al ser abrazado por un runner, es Davide ¿Como puede ser si han salido en cajones delante de mi? Me explica que no han podido colocarse que han salido atrás,  "y Pablo?" - pregunto - "Va ahí delante concentrado". Ni le veo, me despido de David sabiendo que ya no volveré a verles hasta la meta, van mas rápido y han hecho los deberes.
La  carrera cruza el río, pasa por la torre del oro y se acerca al km6 donde me espera la familia y el resto de la compañía,  los busco en la derecha donde hemos quedado durante cientos de metros, esto me sirve para olvidarme del dolor del pie que estoy sufriendo desde la salida.
No voy bien pero no voy mal, realmente es la cabeza la que va mal quería ir en torno a 160 pulsaciones y voy por encima de 165, incluso veo 170 en algún momento en los primeros km.
Paso el km 6 y saludo feliz y sonriente y vuelvo sumirme en mi carrera, hasta el 16 no tengo que volver a sonreír. Me meo todo, pero me aguanto, pero me sigo meando. Sigo a ritmo e intento acoplarme detrás de cualquiera que vaya a mi ritmo.

Se acerca el km 10 llevo un gel en la mano desde la salida lo abro y lo devoro acompañado de sorbos de agua.
No se donde estoy, el sol me molesta y me deja de molestar según giramos por calles desconocidas y la orientación cambia. Estoy completamente desorientado algo que no me pasa nunca, descubrir que no se a donde voy se convierte en una agradable sensación, los km pasan a ritmo.

Llega el 16 vuelvo a sonreír, choco manos y dejo de sonreír, hay que seguir corriendo hasta el 31 no volveré a ver a la familia y ahí ya debería saber de que va esto.


Llego al 20 y saco el segundo gel ya me he dado cuenta que los avituallamientos líquidos no están donde deben pero avisan con un cartel cientos de metros antes y hay muchos voluntarios y mesas, lo peor es que dan el agua en vasos, preparo el gel y cojo el agua, me atraganto al tragar del vaso corriendo, no es nada cómodo beber agua en vaso mientras corres, toca toser y toso sin parar de correr. No sabría decir si esto ocurre antes o después de pasar la media.
Las pulsaciones siguen desbocadas por encima de 165 pero estables, se que soy capaz de correr una media por encima de 170 pero no se mas allá.  Paso la media en tiempo objetivo con buenas sensaciones rodeado de buenos corredores y animado por las palmas de los sevillanos, que alegría.

La carrera continua por lugares desconocidos y voy marcando ritmos ideales, la media por kilómetro me dice que voy a 5:07 mejor imposible, me sorprendo corriendo a ritmos que considero rápidos con sensaciones de paseo dominguero, en el fondo no me estoy esforzando - pienso -, aunque mi corazón no dice eso. Los kilómetros pasan rápidos y eso es bueno, no miro apenas el reloj, voy muy concentrado. Me despisto observando a la gente animando, se notan las caras de preocupación en los familiares buscando a sus corredores, los gritos de ánimo, las canciones y las palmas hacen que me emocione, que bonito es correr una maratón, que bonito es correrlo en Sevilla, no puedo permitirme el lujo de emocionarme, afecta a mi rendimiento vuelvo mi cabeza a lo que estoy haciendo y me concentro.


Llega el 30 donde hay que tomarse otro gel y el 31 donde vuelve a esperar la familia, tengo que sonreír, me viene bien para la moral chocar manos con mis niños, los siguientes km se me hacen largos, en el 33 me vuelve a esperar la familia y el miedo empieza a hace mella, quiero que llegue el 33 y saber que ya no tengo que preocuparme por sonreír, así ocurre paso el 33 y algo empieza a cambiar en mi cuerpo. Es poco a poco, tan despacio que no me doy cuenta, entramos en el parque de María Luisa y parece otra carrera. Veo el km 35 miro el reloj 3 horas justas que era lo planeado no puedo evitar gritar: "Soy una puta máquina" y comienza el declive.

Llegamos a plaza España y no lo paso tan mal como me habían contando, no hay nada como esperar un infierno y sentirte en el olimpo, corriendo por un estrecho camino que hacen los que te animan al rodear la plaza. En mi felicidad ingenua oigo detrás de mí "Navamorcuende" y sonrío, no supe quien era hasta que Carlos me mando esta foto, gracias por los ánimos.


























Salimos del parque y nos dirigimos al centro de la ciudad, creo que voy mirando el reloj cada 100 metros porque a penas avanza, me doy cuenta que los corredores que me rodean han dejado de correr y mueven sus piernas como palos, yo estoy igual acaba de llegar nuestro amigo el hombre del mazo, o en mi caso creo que uno más pequeño el duende del mazo se ha metido en mis piernas y no me deja correr como hasta ahora. Algunos corredores se paran a andar, otros caen al suelo fulminados por un calambre y son ayudados inmediatamente por algún voluntario que intenta estirar el músculo afectado y minimizar el tremendo dolor. Un corredor es sujetado por un policía mientras anda y se niega a parar, le miro a la cara y está completamente ido, yo sigo corriendo, km 36, km37, km 38 que despacio va esto, pico estos km por encima de 5:15 y veo las pulsaciones en casi 180, no encuentro ningún motivo para acelerar.


Pero veo a Joanna. A 5 metros delante de mí una corredora portuguesa es animada por las gentes, sólo está a 5 metros, y puedo cogerla, la cojo corro con ella un par de km y luego la dejo - pienso, pero no me doy cuenta que la carrera ahora pica para arriba y Joanna se me va, cualquier excusa es buena para motivarse pero Joanna no me ayuda.

km 39, que despacio va ahora el tiempo, salimos del centro de Sevilla y nos dirigimos al estadio olímpico, volvemos a cruzar el Guadalquivir, paso el km 40 esto ya esta hecho, entonces al entrar en la última rotonda veo a Pablo sujetado por un policía mientras se agarra los isquios y su cara de dolor demuestra que esta vez si se ha esforzado. Le grito "malditos calambres" y mientras caigo en la cuenta de que puedo ser medalla de bronce y no acabar el último del grupo, sólo puedo pensar que tengo que encontrar a la mujer de Pablo y decirla que está bien, que sólo son calambres y que ahora viene, gracias a este pensamiento me paso los dos últimos km de carrera sólo pensando en eso y buscando la cara de María Jesús, voy por la derecha pero creo que en la entrada al estadio iban a estar a la izquierda, efectivamente ella me ve y me grita algo y yo le digo "Está bien, Pablo está bien, sólo son calambres ahora viene".


Y entro en el túnel de entrada al estadio, no me he dado cuenta pero esto se ha acabado, sin embargo queda lo mejor, el túnel da paso al estadio.


Caaaaaaanooo - me grita Carlos - y Pablo?,  "Atrás, ahora viene ha parado por calambres" -le grito.


Piso el tartán y miro las gradas, a la derecha están vacías, a la izquierda están llenas tengo 300 metros para disfrutar de este momento. Me obligo a sonreír, y levanto los brazos y aplaudo, esto se acaba, y en medio de tanta gente veo a Ruben animándome, que alegría, aplaudo y levanto las manos, ya no me obligo a sonreír, me sale solo.




Tres horas, cuarenta minutos y veintiséis segundos.


Tiempos, fotos y videos 


Números kilómetro a kilómetro


He triunfado. 


Creo que he corrido como si hubiera alguien muy especial dentro de mí. Oigo una voz en mi interior que me dice: Larga vida y prosperidad.


En recuerdo de Leonard Nimoy