jueves, 4 de diciembre de 2008

Series y ensaladas

El otro día me encontre con Jorge y Pablo en el curro y charlamos sobre los primeros entrenamiento de la temporada -que este año hemos empezado más tarde que nunca, sobre todo yo- y de lo gordos y desentrenados que andamos -otra vez sobre todo yo- ya tan cerca del 10K de Aranjuez. Ante este cúmulo de contrariedades les decía que solo hay una receta: "Series y ensaladas", a lo que Jorge, aliento incansable de este blog, contestó: "¡Buen título para un post!".

Hoy llevamos demasiadas pocas series y aún menos ensaladas, pero algo se ha hecho y algún resultado empieza a notarse. Después de más de medio año Navalcarbón ha vuelto a ser escenario de un 7x1000 más o menos razonable, sufrido a partes iguales por David, Carlos y yo.

La planificación inicial era clara, las 2 primeras a 4:10-4:15 para ir calentando, las 3 siguientes en torno a 4, y las dos últimas a calzón quitao, lo que le de el cuerpo a cada uno. Yo de entrada firmaba esos tiempos encantado.

La primera ya empezamos mal, me hago un lío con los botones del Fore, que no me encuentra ni un satélite por más que mira por la estratosfera, y entre el despiste y el cabreo cae un 4:03; ni calentamiento ni nada. Carlos y David me siguen como rosas los tíos, lejos quedan los tiempos en que ellos sufrían mas que yo en la pista.

Las siguientes cuatro van todas muy cerca de 4:00, menos un 4:06 que se ha escapado si no recuerdo mal. Carlos está un pelín más lento y nos deja unos metros por no agobiarse, pero siempre termina entrando casi en nuestro crono. A David le oigo justo detrás mío con un ritmo perfecto de zancada y respiración, me da miedo que en cualquier momento me pegue una lijada por la derecha y me deje seco. Aunque se queja mucho yo le veo con un punto de forma muy bueno, si mantiene el tipo y afina un poco mas estas dos semanas, en Aranjuez seguro que irá muy bien.

Penúltimo mil un pelín más duro, 3:52, ya con sensaciones más desagradables en el estómago, el cuerpo aguanta pero ahora mismo no esta nada hecho a estos ritmos, no hay que engañarse. La mente sí se acuerda de cuando corríamos más y a veces te confunde y genera sensaciones raras.

Por último el mil final, ya justitos de fuerzas y ganas, se hace largo y un poco malo de sensaciones, pero los pulmones han abierto al máximo, las piernas van ligeras y aunque no tenemos la impresión de ir muy muy rápido, un último 200 duro nos permite clavar 3:47! Cañeros que somos.

Para mí una sesión que me ha animado y me ha subido la moral en estos momentos en que aún estás muy lejos de la plena forma y todos los entrenamientos son lentos, incómodos y difíciles. Un gran día de esos que te dan ganas de correr más y mejor!