sábado, 14 de noviembre de 2015

Crónica Cross Cuerda Larga 2015

Este blog no lo lee nadie. Siempre he pensado que este blog era una forma de guardar recuerdos y releerlos según pasa el tiempo, me encanta leer entradas antiguas, me recuerdan buenos momentos y en muchas ocasiones me río mucho, como pasa el tiempo y la de cosas que hacemos.

Sin embargo nada más acabar este cross, Alex me dijo un par de veces, "Bueno, estoy esperando ya la crónica". Alex además de un gran amigo, es al parecer el lector número uno de este blog, así que con la seguridad de que va a disfrutar de esta y del resto de entradas, seguiremos escribiendo.

Esta edición del Cross de Cuerda Larga, empezó no el día 18 de Octubre, sino una semana antes, al menos para mí, cuando me puse a mirar la predicción del tiempo. El resumen era que iba a hacer frío y a llover bastante. Seis meses antes, no lo hubiera dudado, no habría ido al Cross, hace seis meses, no tenía ningún tipo de argumento para estar cerca de 4 horas bajo la lluvia, con frío, seguramente muy cansado, pero aquel domingo no lo dudé, me da igual el tiempo que haga que yo voy a ir. La razón es que soy de fácil convencer y en uno de esos artículos donde te animan a vivir más feliz, o vivir mejor decían eso de "haz aquello que te da miedo" y dicho y hecho, porque tengo que reconocer que pasarme 4 horas bajo la lluvia mojado y corriendo, me daba miedo, es más me da miedo. Vamos a aclarar un poco el tema, que no se trata de sufrir, ni de hacer locuras, se trata de buscar una cierta incomodidad de manera voluntaria, se trata de vivir situaciones de estrés controlado, esto, hacerme caso, es bueno.

Sea como fuere la semana anterior a la prueba fue de ocupación, que si lleva la ruta cargada en GPS, que si sal a trotar con la mochila que te ha dejado Pablo para probar sensaciones, que si revisa diariamente el tiempo a ver si cambia algo. Y claro, pues cuando te ocupas de las cosas y te ocupas bien pues al final las cosas salen.

El viernes hablando con Jesús, que a parte de gran fisioterapeuta,es montañero experimentado, al preguntarle por el tiempo me recomendó windguru, y me enseñó, como al ser el viento del sur no sería tan frío, y que seguramente hubiera nubes pero no bajas, la predicción cambió un poco y lo único que hizo fue mejorar, de 8:00 a 14:00 se abríó una ventana con 0% de probabilidades de lluvia. En fin la suerte estaba de nuestro lado.

Una vez más con algunos compañeros del club de montaña Navatrail, Alex, Paisa y Jorge, nos preparamos para la salida, como siempre con muchas ganas y muy buen humor.



La salida este año era desde el refugio de La Morcuera, entiendo yo para alargar la salida y evitar tapones en la subida inicial, salimos al final, tranquilos, sabiendo que el primer escollo de la subida a La Najarra nos lo íbamos a saltar por precaución ante las piedras mojadas la organización decidió que evitáramos la subida.

Bordeamos la Najarra, ascendiendo por sendero, Alex y Paisa iban como una moto, Jorge se quedó atrás y yo no sabía que hacer, mis pulsaciones iban descontroladas, me costaba seguir el ritmo de cabeza pero no quería dejarlos.

Al final en la ascensión perdimos a Jorge y ya no volveríamos a verle hasta la meta.

Una vez en los 2000 metros, una vez que nos dimos cuenta que no nos iba a llover y una vez que sentimos que el frío lo único que iba a hacernos era mantenernos vivos, empezamos a disfrutar.

Que si tramo técnico, que si subida andando, que si bajada corriendo, nos lo estábamos pasando como enanos y a la mínima que podíamos nos parábamos a hacernos fotos. Eramos felices.

Tengo que decir que la ruta me encantó, a pesar de estar disfrutando no paré un segundo de ir al límite, las pulsaciones altas, las piernas a tope, hasta en las zonas técnicas creo que iba demasiado rápido para mi nivel.

No sabía por donde iba y en cada ascensión preguntaba, ¿dónde estamos? 

Así pasamos Bailanderos y Asomate de Hoyos, casi sin darnos cuenta, y a los pies de Cabeza de Hierro, me di cuenta que la mitad ya estaba hecho. La subida a la segunda cumbre más alta de la comunidad de Madrid la atacamos en silencio, íbamos a buen ritmo, adelantando, para luego ser adelantados cuando paramos en la cima.

Ir con Paisa de compañero en la montaña es un lujo. No para de hablar, no para de ver lo positivo de la carrera, no para de disfrutar del momento, y encima te hace reir. Está claro que de mayor quiero tener la cabeza que tiene Paisa.

La subida a Cabeza Mayor daba respeto, veías la hilera de corredores y la veías mirando hacía arriba, era larga, pero se me hizo corta, coronamos y enseguida volvimos a ascender a su hermana Menor. Creo que es después de esta última ascensión cuando uno alcanza a la vista Bola del Mundo, y te vienes arriba, menos mal que ahí estaba Alex para recordarnos que todavía queda y que la vista engaña.

Alex bajando iba como un tiro, se nos iba y daba gusto verle correr, yo iba detrás de Paisa pero en una mala trazada suya le adelanté y me dejé llevar, como me lo estaba pasando. En cuanto comenzaba la ascensión Alex nos esparaba, nos volvíamos a reagrupar y vuelta a empezar.

Justo en Bola, llegó la niebla pero fue un momento, paramos en el avituallamiento y allí conseguimos saludar a Miguel, que grande Miguel, madruga, nos recoge en Navacerrada, nos lleva a Morcuera, nos saluda en la subida a la Najarra y ahora nos espera en Bola, está claro que el año que viene sí correrá esta carrera.

La bajada de Bola es terrible, se hace junto a la pista de ski sin descanso, nos juntamos con algún corredor muy tocado, vamos tranquilos y despacio no queremos ni hacernos daño, ni emocionarnos, pero algo pasa cuando llegamos al asfalto y olemos la meta, apretamos para entrar juntos en meta. 

Hemos acabado y lo hemos hecho juntos, mola.


Unas photocall que están de moda:



Unos minutos después entró Jorge, creo que casi tan contento como nosotros.

Dedicada a Alex, por si alguno no se había dado cuenta ya.