domingo, 8 de junio de 2008

Ahora sí soy un triatleta

Triatlón Villa de Madrid 2008

¡Por fin! Se cumplió el tópico. A la tercera fue la vencida. Éste es el tercer año que me proponía hacer un triatlón y al final ha caído. Ha sido la distancia sprint y no la olímpica como me hubiese gustado. Pero ahora mismo me alegro de que haya sido así.

Esto de la triatlón es realmente complicado. Complicado es hacerse con el equipamiento para asegurarse el éxito. En mi caso ha sido: un traje de neopreno de segunda mano, la vieja bicicleta de carretera de mi hermano, el rodillo que me ha permitido estar en forma en el mes de mayo más lluvioso de los ¿últimos 60 años? (eso dicen los meteorólogos), también de segunda mano y finalmente el mono comprado unos días antes.

Pero complicado es, en el debut, tener todo claro y probado. Muy instructivas han sido las duatlones previas, sobre todo la de la casa de campo que me ha permitido conocer el circuito. Eso ya da mucho en las transiciones, pero crucial ha sido también la experiencia de Semana Santa del 2007 con el neopreno en el Mar Menor. Allí salí del agua más mareado que un pato. Tomé nota.

Vamos a lo que nos ocupa. El entrenamiento estaba hecho suficientemente bien como para tener confianza en mi objetivo: acabar y, si es posible, no ser el último. El viernes me doy un rulo con la bici para probarla y no estrenar en carrera el recién adquirido maillot de triatlón. A unos 1,5 kms de casa oigo... ¡un disparo! No, era mi rueda trasera que acababa de reventar. Ahora que me fijo bien en la susodicha cubierta y no estaba pasada, no, sino hasta quebradiza como una astilla. En fin. Voy a la tienda, compro otra, la monto, aprieto radios, ajusto el cambio. A ver si aguanta.

Día D, finalmente a las 9:35 es mi hora de salir. Llego bien al parking, sobre las 8:35, recojo el dorsal y con media hora de margen me voy hacia los boxes. ¡Mierda!. Al llegar veo que me he olvidado no sé donde el DNI. Dejo la bolsa con todo por allí tirada y vuelvo al coche en bici. Al salir del parking Carlos me grita. Ya tengo compañía.

Hago un inciso: mi mujer, que nunca falla en esto de mis carreras está de 38 semanas en casa con Daniel que tiene una exhibición de "hockey" sobre patines. En cualquier caso ella no estaba en condiciones de venir, pero me acompañó en todo momento, lo sé.

Vamos que ya voy justo. Paso a boxes y no sé como veo que ¡la cámara asoma entre la cubierta y la llanta! Qué desastre. La verdad es que esto podría haber sido "reventón II" en sus pantallas. Menos mal que a última hora he metido la bomba en la bolsa de deporte.

Desinflo, inflo y OK.
Está todo el mundo en fila con sus gorritos, sus neoprenos. Vamos, vamos,...
Coloco todo, me pongo el neopreno, me lo abrocha Carlos y a la fila.
En estas llega Fran, luego David. Me dicen de todo, les saludo, pero yo estoy a lo mío.

Aprovecho los pocos minutos de espera (otra serie que sale a las 9:30) para ¡relajarme! El mundo al revés. A todo esto lo de calentar simplemente ni me lo he planteado.
¡A disposición del juez! y venga. Espero dos segundos para no empezar a chocarme con la gente y al agua. No noto nada especial sobre la temperatura del agua. Fenomenal. Lo que sí noto es que no se ve nada. Pero ni tu mano. Sensación muy extraña. Busco referencias laterales para orientarme y evitar el gesto no entrenado de mirar al frente que tanto me hace perder el ritmo: busco el sol, otros nadadores... Sin problemas llego a la primera boya, con sólo alguna brazada buscando algo de aire y orientación y hacia la segunda. Empieza el tráfico. Me rozan, rozo, me aparto, que no me importan unos metros de más si evito golpes, y ¡pum! algo me da en la cabeza. Es la segunda boya. Un diez en orientación. A por el final. Aquí si que me entero de lo que vale un peine. Parece que huimos de un incendio por la puerta de emergencia. Me dan, doy, ¿no se acaba esto ya? y llego a la rampa.

Inciso: De mi mala experiencia previa con el neopreno en aguas abiertas, de la que salí muy tocado, me ha hecho previsor. Llevo en el cuerpo una biodramina para evitar un posible mareo. De pequeñito me mareaba en coche...

Aún así, me tambaleo un poco en la plataforma flotante, pero nada grave. El velcro sale bien y la cremallera también.
Me cuesta un poco sacar el primer hombro pero nada grave. Los 3 animadores hacen bien su trabajo. Al quitarme la segunda pierna del neopreno la cago. Le hago un 7. Juro en arameo, pero sigo. Por cierto, creo que es un acierto perder unos pocos segundos poniéndome los calcetines.

Salgo con la bici y tengo el último percance de la carrera. Se me sale la cadena al bajar de plato. Afortunadamente entra sin necesidad de parar. Voy regulando, pero a buen ritmo. Hace mucho viento, más desagradable que problemático.
Las dos primeras vueltas las hago solo y en las dos últimas encuentro colaboración. No hay color. Que bonito es ir dándose relevos con otro.

Suelto la bici y meto las zapatillas con el calzador (otro acierto) y voy tranquilo. A partir de aquí y hasta el final Fran no deja de darme ánimos que se agradecen mucho. En la segunda vuelta noto algo de flato. Me pasan dos triatletas. Decido no cebarme. En la última bajada aumento el ritmo. Carlos y David me dan los últimos gritos. Me veo con fuerza y esprinto. Paso fácil al primero de los triatletas. El otro me ve y contra esprinta. Demasiado tarde, yo iba sin frenos. Le saco tres metros. Muy agradable esto de ir de menos a más.


He deseado tanto este día que no tengo claras las sensaciones. Es una mezcla de liberación y satisfacción. La verdad es que sí, estoy satisfecho.

Os lo recomiendo.

PD: De parte de mi mujer, muchas gracias a los que me habéis animado en directo. Yo ya las he dado, pero las repito: gracias. Esto no es lo mismo si no se puede compartir con alguien que lo aprecie.

3 comentarios:

David dijo...

Pues además de serlo te has trabajado un tipín que da el pego. Viéndolo desde fuera y quitando el tramo de nadar (te vimos tambalearte algo al salir) se te vio cómodo y disfrutando del día. Yo creo que apretando un poco pegas el subidón, pero yo ya soy de los que no tengo claro si merece la pena. Por lo demás, disfrute mucho con la prueba. No me dio envidia y pasé una buena mañana. Todavìa veo lejos el momento de animarte a hacer una.
Enhorabuena!!!

Jose Ignacio Hita Barraza dijo...

Enhorabuena por ese debut, yo estuve a punto de ir pero al final no pude por una lesión de rodilla, otra vez será.

Además, muchas gracias por contar tu experiencia paso a paso, para los que empezamos en esto de los triatlones es fundamental encontrar relatos como el tuyo. Gracias de nuevo :)

cano dijo...

Pablo y ahora qué?

Como sigas así te vas a quedar sin retos.

Enhorabuena y suerte la mia de poder entrenar con un triatleta...